domingo, 8 de agosto de 2010

VIGENCIA DEL MALECONAZO

Por: Lcdo. Sergio Ramos

Director Ejecutivo General
Frente para la Libertad Total de Cuba

El 5 de agosto de 1994 el pueblo de La Habana se lanzó a las calles en una manifestación de desobediencia civil sin precedentes en la era del castrato.

Se estima que unas 30,000 personas participaron en la protesta, que durante varios de días tuvo en vilo a las calles de capital cubana. Eran mayormente jóvenes descontentos con la dictadura que reclamaban a gritos la libertad negada por el tirano. La población habanera de entonces estaba irritada por el recién crimen del Remolcador “13 de Marzo” donde se masacraron indistintamente 72 hombres, mujeres y niños frente a las costas habaneras.

La revuelta fue aparentemente espontánea. Fue un acto de desesperación de los esclavizados por el régimen totalitario.

La descoordinación con otros lugares del interior de la isla, causada por la espontaneidad del evento, la astucia del dictador, sumada a la poca preparación del exilio para brindar apoyo oportuno a los manifestantes y la torpeza de la política exterior de los Estados Unidos hacia Cuba, permitieron al tirano salirse con la suyas y desviar la dirección de la protesta hacia la salida masiva de los cubanos descontentos con el régimen, creándose lo que se conoce como “La Crisis de los Balseros”

Independientemente del resultado, esta fecha marcó un hito en la historia del proceso libertario. Demostró que el pueblo tiene la capacidad para protestar, rebelarse y desestabilizar la dictadura. Lo que tiene que hacer es rectificar los errores y las fallas que provocaron aquel fracaso: O sea, la falta de organización de los de adentro. La falta de coordinación con las provincias interiores para lograr la simultaneidad de protestas en otras ciudades del interior. La falta de coordinación con el exilio y falta de preparación organizativa para poder llevar un apoyo logístico inmediato.

La política exterior de Estados Unidos falló dejándose atrapar la dirección de su actuar político, un vez más, por lo secundario: La salida de balseros, en vez de lo primario, el derrocamiento de la tiranía comunista. Pero este es un elemento exógeno que no depende de la acción del pueblo interno e externo de Cuba. Y al final el problema es nuestro, no de ellos.

Se demostró que la desobediencia civil sigue siendo un método de lucha eficaz y factible de instrumentar en el país. Lo que se necesita es trabajar sobre la corrección de aquellos errores causados por la desorganización y la improvisación.

El 5 de agosto marca el camino. La ruta a seguir hacia el Cambio real y completo: hacia la Libertad Total de Cuba. Emprendamos sin demora marcha hacia la libertad.

Hoy como ayer:
La Ruta es la Desobediencia Civil.

(La foto, no el arte, es cortesía del blog Desarraigos)

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