EL AÑO DEL DESPLOME

Por: Lcdo. Sergio Ramos

Las noticias no se hacen esperar. El periódico El País de España ha publicado un artículo que predice que “Cuba carece de recursos para sobrevivir más de dos años”. El artículo esta basado en comentarios de expertos comerciales de China, Francia, Canadá, Japón, Brasil, Italia y España. La realidad es evidente. El  régimen cubano carece de liquidez para afrontar la deuda externa que alcanza la astronómica suma más de  17,800 millones de dólares según cifras del 2007.

A eso súmesele la baja productividad del agro, la minería y la industria del país. Un lastre con el  que duramente se puede desarrollar una sólida economía de exportaciones. Esa baja productividad es causada por lo obsoleto de la maquinaria, los métodos de producción inadecuados e ineficientes y la pobre capacidad gerencial del Estado para administrar los medios de producción y distribución de los productos. Un mal que le es intrínseco a los sistemas económicos centralizados por el estado como el de Cuba. 

La crisis económica se agudiza con el despido de medio millón de trabajadores, que según versiones extraoficiales alcanzará el millón de desempleados, sumado a las tibias e inoperantes medidas  de “liberalización” de la actividad cuantapropista, atada a impuestos exorbitantes, lo que demuestra la incompetencia del régimen y la falta de voluntad para propinar un cambio real y radical en la economía nacional capaz de superar la presente debacle. La razón para el inmovilismo del régimen ante el problema nacional radica en el miedo de la oligarquía gobernante que controla el país hace mas de 50 años, a perder el poder.

Con matices de grito de desesperación mas que de planteamiento de estadista, el dictador General Raúl Castro alertó al seudo parlamento cubano que “O rectificamos o ya se acaba el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos y hundiremos….el esfuerzo de generaciones enteras…” y acto seguido clamó por la “actualización del modelo económico”..., pero claro esta, “no al modelo capitalista...”.

De su llamado se deduce que hacia un versión tropical del modelo Chino, o mas bien, del vietnamita. El problema que confronta la oligarquía gobernante es hasta donde el cambiar le representa la pérdida del control. Algo que no están dispuestos a declinar.  Prueba de ello es que Raúl Castro en su discurso, aboga por “medidas disciplinarias cuando se detecten transgresiones a lo establecido” y luego señala que el Partido Comunista “debe dirigir y controlar…”. En otras palabras: No ceder el poder y el control del país, que son elementos necesarios e imprescindibles para lograr un cambio real hacia un modelo de prosperidad socio-económica.

La realidad es que el desplome económico de Cuba solo se supera con reformas radicales de apertura total e irrestricta de la economía al libre mercado de consumo, producción e inversión, tanto de capital nacional, como extranjero. Algo que la dictadura no esta dispuesto a hacer porque conlleva la perdida del poder. Y ese es su callejón sin salida.

La tiranía por más que aletee se hunde en su propia arena movediza que construyeron en cinco décadas. Están inhabilitados para cambiar lo que hay que cambiar para desatascar al país.

El desempleo crónico, sumado a las tibias medidas y la falta de productos alimentarios y de primera necesidad en la canasta del pueblo cubano, crea un malestar profundo entre la población. Un profundo descontento muy difícil de palear, al que se suman como factores irritantes y provocadores del incremento de la ira popular, los abusos y las arbitrariedades de la oligarquía, la  represión del gobierno contra el pueblo y la corrupción galopante entre los funcionarios del régimen.

El final de la unión estos dos factores irritantes (la debacle económica y el malestar social) equivale a mezclar la gasolina con el fósforo. Por cuanto es predecible la explosión social como resultado y salida de la crisis causada por el aferramiento en el poder de la alta oligarquía, que bajo ningún concepto quiere cederlo a su verdadero titular: El pueblo cubano.

De hecho, se acaba de revelar tras el destape de los informes del Departamento de Estado de Estados Unidos por “Wikileaks”, que el Vaticano envió un mensaje, pidiéndole al gobierno americano que negocie con la dictadura (Léase, le saque las castañas del fuego a la cúpula del poder),  pues espera que en Cuba podría producirse un posible “Baño de sangre” producto de la explosión social causada por la crisis que atraviesa el país. Aunque el mensaje adolece de la irresponsabilidad de preterir los derechos fundamentales del pueblo cubano a su libertad y al respeto a los derechos humanos, ya que se envió como una cuña en pro de la salvación de los oligarcas dictatoriales del poder, no deja de descubrir la magnitud de la presión social subyacente en el país, que podría explotar en cualquier imprevisto.

Recordemos que hace cerca veintiún años el Bloque Socialista de la Europa del Este, incluyendo la Unión Soviética se desplomó a causa de la crisis económica, la falta de libertades fundamentales y el profundo malestar social. Algo parecido, pero con características propias esta comenzando a suceder en Cuba.

El resultado de aquella situación fue la caída de las dictaduras totalitarias de la Europa del Este y el advenimiento de la libertad y la democracia para aquellos pueblos. En el caso cubano, el resultado promete ser el mismo.

Por lo pronto, el empeoramiento de las condiciones sociales y políticas del país, auguran que el año 2011, muy probablemente, sea el inicio del Año del Desplome de la tiranía.

Un desplome que bien puede acelerarse significativamente y minimizar su doloroso parto hacia la libertad total si el pueblo se organiza y toma una conducta masivamente militante y confrontativa contra la dictadura y los oligarcas del poder, con el fin de producir y acelerar la profunda y total transformación económica , social y política que necesita Cuba.