domingo, 25 de julio de 2010

PRESIÓN, PRESIÓN Y MÁS PRESIÓN


Lcdo. Sergio Ramos

Tras varios meses de confrontación directa, callejera y pública, contra la dictadura por parte de algunos sectores de la oposición, específicamente por las marchas confrontativas Damas de Blanco, la prolongada huelga de hambre del periodista independiente Guillermo Fariñas, las huelgas de hambre de varios presos políticos, incluyendo el detonador de los eventos recientes, la huelga de hambre que culminó en el asesinato del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, vimos como resultado un cambio en la política exterior de la Comunidad Europea que representó un elemento presionante para el régimen, que lo forzó a ceder y excarcelar algunos presos políticos y permitir que continuaran las caminatas pacíficas de las Damas de Blanco.

Sin embargo, el régimen es extremadamente mañoso. A fin de no reconocer a la oposición, buscó apoyo en algunos sectores del liderato de la Iglesia Católica, específicamente el Cardenal Jaime Ortega y Alamino, y en su aliado en Europa el canciller español Miguel Ángel Moratinos. Cada uno tenía sus propósitos particulares, coincidiendo en puntos comunes.

Moratinos, forzado por la derrota sufrida en la Comunidad Europea respecto al levantamiento de sanciones a Cuba, persigue defender los intereses económicos de España en Cuba y ganar el terreno perdido ante los demás miembros de la Comunidad Europea y ante el pueblo español.

La Iglesia Católica aspira a ganar un espacio mayor que le permita mantener sus propiedades y expandir sus influencias religiosas en Cuba. El cardenal en específico, busca silenciar al clero más radical contra la dictadura, que le reta su autoridad dentro de la Iglesia cubana. La dictadura por su parte desea quitarse la presión actual por parte de la oposición, la cual es conducente al incremento de la militancia libertaria entre pueblo, facilitada coyunturalmente por la crisis socio-económica que vive el país y, además, recuperar su muy deteriorada imagen en Europa.

El resultado de esta envenenada caldosa política fue excarcelar a algunos presos de conciencia relacionados con el grupo de los 75 a cambio de que éstos salieran del país y dejar que las Damas de Blanco continuaran limitadamente sus caminatas pacíficas sin ser molestadas y, además, provocar que Fariñas abandonara su larga huelga de hambre.

Las medidas tomadas no contemplan una liberalización de Cuba, ni apertura de parte de la dictadura, sino son maniobras de contención y sobrevivencia.

En cuanto a los presos liberados, lo que hubo fue un cambio de castigo: La cárcel por el ostracismo. Una fórmula muy usada por los emperadores romanos para sacar de juego a sus detractores. Esta es una medida violatoria de los derechos humanos de los presos políticos y sus familiares, porque todos son cubanos, nacieron en Cuba y tienen el derecho natural a permanecer en su patria, si así, libremente, lo deseasen. De hecho, ya hay presos políticos que no aceptan la salida del país como condición excarcelante, como aparenta ser el caso del preso de conciencia Dr. Oscar Elías Biscet.

Por otra parte, la dictadura a través de sus agentones y chivatos infiltrados, han convencido a algunos opositores para adoptar y promover la distensión de los actos de protesta, al amparo del argumento de que esto traerá un cambio político o apertura para el país o que tales actos de desobediencia civil pudieran afectar las “prebendas” logradas con el acuerdo de marras.

Esta es una postura totalmente falaz, que solo beneficia a la dictadura, ávida de ganar tiempo en medio de una seria crisis económica, que le puede desembocar en una explosiva crisis social. Además, con esta solapada maniobra, pretende debilitar a la oposición al dividir las opiniones entre los que compran el tramposo argumento de la dictadura y los que lo rechazan porque correctamente entienden que hay que continuar la lucha sin dar respiro al tirano.

De hecho, y como prueba del engaño de la dictadura y sus compinches, el enfermo opositor Ariel Sigler Amaya fue recientemente a las oficinas de Migración de la ciudad de Matanzas, acompañado de su esposa y dos opositores mas y al protestar por negársele el permiso de salida del país, fueron todos brutalmente golpeados por los esbirros de la Seguridad del Estado. Este incidente molestó a los europeos y más rápido que ligero, a los pocos días le dieron el permiso de salida.

Analicemos las realidades objetivas: La presión obligó a la dictadura a ceder, independientemente de sus posteriores embaucadoras maniobras para minimizar los impactos adversos y su tan cacareado eslogan de que Cuba no cede ante presiones.

Por otra lado, la presión causada por las protestas contestatarias y confrontativas, llevó a la dictadura a cometer serios errores políticos con consecuencias adversas para ellos en el ámbito internacional, obligándolos a retroceder, viéndose forzados a darle el permiso de salida a Ariel Sigler, y a permitir que las Damas de Blanco siguieran desfilando en las calles cubanas.

Reconozcamos de una vez que la rancia oligarquía gobernante tiene miedo a perder sus riquezas y privilegios. Saben que si pierden el control opresivo sobre el pueblo, les pasará lo que a los opresores de Polonia, Checoslovaquia o Rumania. Por eso harán todo lo posible por mantenerse en el poder al precio que fuere necesario, aún la entrega de la soberanía patria.

Esa es la razón por la cual sus reacciones son de contención y sobrevivencia. Que retroceden y ceden en sus posturas políticas e ideológicas cuando se ven forzados a ello como un recurso para sobrevivir.

Debemos tomar conciencia que solo la acción confrontativa contra la dictadura le hace perder terreno a los opresores y ganar libertades y derechos para el pueblo.

Los cubanos tenemos que estar muy claros que la meta de lucha es la libertad total de todo el pueblo, por lo que no se pueden aceptar componendas de paños tibios que solo afianzan a los opresores en el poder y alargan el sufrimiento y la esclavitud de nuestro pueblo.

La ruta de lucha es clara: A la tiranía hay que golpearla con Presión, Presión y más Presión hasta sacarla de raíz.

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